Por Henrik Hernadez - Guardián y Ungido de los Misterios
Los anticubanos, que dicen ser cubanos arrecian sus ataques contra Cuba, por cualquier motivo que se les ponga a mano. Entre ellos una irracional campana contra el Referendo por la Nueva Constitución, el robo de cerebros, etc.
Estas campañas llevan a importantes costos sociales, económicos y humanos para el pueblo de Cuba, que se manifiestan en las sanciones económicas, financieras y comerciales contra los cubanos. Eso erosiona la competividad de la economía cubana ante los ojos de socios internacionales, perdidas de empleo y poder adquisitivo de los cubanos y de inversiones en los ramos económicos de la nación, incluso dañan el medio ecológico del país y el mundo, cuando los cubanos no pueden tener acceso a tecnologías de vanguardia.
Todo ello daña a Cuba en sus relaciones comerciales con otras naciones y por ende diplomáticas. Todo eso puede conllevar a un conflicto bélico, donde la sangre cubana se derrame por satisfacer los interese mezquinos, personales y egoistas de algunos que dicen ser cubanos, al mismo tiempo que conspiran contra la patria.
No queda tiempo para cortinas de humo y compromisos con los enemigos de Cuba. La posición es clara, cada uno tiene libertad de expresión, pero esa libertad subordina a la obligación del respeto, la veracidad y no boicotear los esfuerzos de la nación para sobrevivir y mantener su estaticidad independiente y soberana.
Cuba debe legislar y aplicar leyes que ponga a disposición de los tribunales a cualquier persona que por su actuar ocasione daños a los cubanos, los intereses de la nación y el país.
Los hipercríticos anticubanos deben comprender que toda acción contrae consecuencias jurídicas personales y que se deben atener a ellas. Negar el bloqueo, abogar por que el mismo se mantenga o se recrudezca , hacer declaraciones que conlleven a que los enemigos de la nación utilicen las mismas para ocasionar daño, dolor, sufrimiento, etc. a los cubanos debe ser punible. Es hora de no andar con paños tibios.
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